Como parte de “la apertura democrática” del
presidente Luis Echeverría (secretario de Gobernación durante el mandato de
Díaz Ordaz), se liberaron a presos políticos, se incorporaron líderes
estudiantiles al congreso y mostro apoyo a Cuba y al Chile de Allende. El
presidente aseguraba que él no era como su antecesor y ante todo debía imperar
la libertad de expresión. Esto resonó en el
movimiento estudiantil, el cual no se había organizado ni movilizado en masa
desde aquella trágica noche del dos de Octubre de 1968. Estos jovenes vieron su oportunidad de movilizarse y así, en solidaridad a los estudiantes que
luchaban en la Universidad Autónoma de Nuevo León, se decidió realizar una
manifestación en masa, comparable con aquellas del preciado 68.
La marcha
comenzaría en el Casco de Santo Tomás y recorrería las avenidas Carpio y de los
Maestros para salir a la Calzada México-Tacuba para finalmente dirigirse al
Zócalo capitalino. Las calles que desembocan a la Avenida de los Maestros
estaban bloqueadas por granaderos y agentes policiacos, los cuales impidieron
el paso de los estudiantes. Asimismo, también había tanquetas antimotines a lo
largo de Melchor Ocampo junto con transportes del ejército, los cuales se
ubicaban cerca del colegio militar y transportes de granaderos en un enorme
contingente policíaco en el cruce de las avenidas Melchor Ocampo y San Cosme.
El estudiantado, aun con estos contingentes policíacos, esperaban que el señor
presidente cumpliera su palabra, y permitiera el desarrollo pacifico de la
manifestación. No fue así.
Cuando la marcha
se encontraba en un costado de la Escuela Normal Superior, en la Calzada
México-Tacuba, fueron interceptados por un grupo paramilitar, los Halcones.
Este grupo fue protegido y armado por la policía y los granaderos. Con palos y
pistolas agredieron a los estudiantes que se manifestaban. Aunque la cifra
oficial es de quince muertos y ochenta y cinco heridos, testigos aseguran que
el número de muertos fue mucho mayor, comparable en número a los asesinados el
dos de octubre de 1968. Este grupo paramilitar, entrenado por la CIA
norteamericana, no se tocó el corazón y no se limitó a atacar a los estudiantes
en la calle, sino que buscaron a los heridos en hospitales, y se los llevaron
con ellos. Así, una manifestación pacífica, y el intento de aparentar una
“apertura democrática” quedó enterrado debajo de la que es considerada la segunda
peor matanza política en la historia de México.
Así empieza uno
de los periodos más trágicos de la historia política de nuestro país: La Guerra
Sucia. Periodo que abarca principalmente de los 70’s a finales de los 80’s.
Durante este periodo, el uso de grupos paramilitares, la desaparición de
disidentes políticos y el asesinato de líderes de oposición se volvieron
acontecimientos cotidianos. Echeverría fue exonerado de cualquier cargo de
genocidio, y ninguna persona u organización fue perseguida por esta atrocidad,
a pesar de la cantidad de evidencia que ligan al jefe de estado, junto con las más
altas esferas políticas del país. La historia de México bajo el Partido
Revolucionario Institucional es una
historia de muerte e impunidad. El que crea que el PRI es un partido de
oposición, simplemente no ha leído lo suficiente.
Bibliografía
Halcones, Terrorismo de Estado. Dirigido por Carlos Mendoza. Por
Canal 6 de Julio. 2007.
«Jueves de Corpus .» En México
Armado, de Laura Castellanos, 178-180. México, D.F.: Era, 2011.
«Antes y después de 1968.» En La
Violencia de Estado en México: Antes y después de 1968, de Carlos
Montemayor, 119-137. México, D.F.: Debate, 2010.
«Jueves de Corpus: Reprimir al pueblo
con el pueblo.» En 1968: Largo camino a la Democracia, de Gilberto
Guevara Niebla, 38-39. México, D.F.: Cal y Arena, 2008.
Rius. «Capitulo 3: Gracias amado PRI
por los Presidentes que nos has dado...» En ¡Santo PRI, Líbranos del PAN!,
de Eduardo del Río, 57. México, D.F.: Grijalbo, 2011.